Aunque se ha prohibido ya en Francia, Irlanda del Norte
o Bulgaria, la apuesta decidida y la propaganda de
EE UU siguen sumando países a la “fiebre” del fracking.
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Sofía. Manifestación en contra del fracking en la capital de Bulgaria. |
El afán de EEUU por promocionar
una peligrosa técnica de la que sus
empresas cuentan con la práctica totalidad
de las patentes no se ve mermado
ni porque la Agencia medioambiental
norteamericana haya
confirmado que fue el fracking, una
técnica también llamada de fractura
hidráulica de extracción de hidrocarburos,
lo que contaminó las aguas de
Wyoming, ni porque el propio
Departamento de Energía estadounidense
haya reducido en un 66% su
estimación de reservas en su principal
yacimiento de gas no convencional,
el denominado Marcellus Shale,
merman.
En enero, el Parlamento búlgaro
prohibía indefinidamente el fracking
o fractura hidráulica, tras seis meses
de trabajo ciudadano en contra.
Rápidamente esta decisión era cuestionada
por James Warlick, embajador
norteamericano en Sofía, mediante
la difusión de una nota según
la cual Bulgaria habría tomado una
decisión “que puede tener un efecto
profundamente negativo sobre el futuro
de su suministro de energía y de
su economía en general”.
Siguen prosperando las concesiones
pese a que diversos estudios y
testimonios alarmantes dan cuenta
de acuíferos contaminados, necesidades
de agua que entran en competencia
con las necesidades de las poblaciones,
problemas para gestionar
los fluidos de retorno, contaminaciones
de metano en viviendas cercanas
a pozos, graves problemas de salud
en poblaciones afectadas, etc. La revista
Climate Change cuestionaba
recientemente uno de los principales
argumentos en defensa del fracking,
al publicar un estudio que indica que
“el gas de esquisto provoca unas emisiones
de efecto invernadero, a corto
plazo, mayores que las del carbón”.
Por otro lado, Technology Review,
revista del Instituto de Tecnología de
Massachusetts, ha documentado los
seísmos que se han producido por la
fractura hidráulica, que en Ohio han
llegado a ser de cuatro puntos en la
escala Richter.
Aval de la Comisión Europea
Pese a que el Parlamento Europeo,
un órgano sin apenas capacidad para
impulsar iniciativas legislativas,
señalaba en su informe del pasado
julio que “los riesgos y cargas medioambientales
no son compensadas
por su correspondiente beneficio potencial”,
la Comisión Europea, que sí
podría impulsar una directiva al respecto,
ha considerado innecesario
crear una regulación ambiental específica
para el fracking.
A diversas moratorias europeas,
se suma la de los Países Bajos. Tras
varias movilizaciones en La Haya, la
Comisión para Minería y Energía de
los Países Bajos aprobó una moratoria
nacional hasta el verano de 2012,
a la espera de investigar los efectos
perniciosos de la técnica. Francia,
por su parte, mantiene la prohibición,
aunque hay voces que denuncian
la existencia de una “puerta de
atrás”, pues la ley no define la fractura
hidráulica en sí, lo cual ha creado
un vacío legal que la industria podría
estar aprovechando mediante el uso
de vocabulario diferente. Además, sí
se permite la investigación.
Mientras, en Polonia, país que
apuesta por la aplicación de esta técnica,
con la esperanza de reducir su
dependencia energética de Rusia, se
descubren más métodos para asegurar
que la técnica prospere: siete personas,
entre funcionarios del gobierno
y empresarios vinculados a Petrol
Invest, han sido acusadas de ofrecer
o aceptar sobornos en la concesión
de licencias para buscar gas no convencional
en 2011.
Nueva geopolítica energética
La apuesta se extiende por todo el
mundo en lo que el analista del periódico
The Guardian, Michael T.
Klare, denomina una “nueva guerra
de los 30 años”, en la que se juega el
futuro energético del planeta. El ya
innegable pico del petróleo y la negativa
de los Gobiernos a aceptar
nuevos ritmos de producción y consumo,
contribuyen a que el fracking
sea la nueva modalidad de la apuesta
por los hidrocarburos. Ya sean
reales las estimaciones o se trate de
una ‘burbuja’ como temen algunos
analistas, las petroleras se esfuerzan
en hacerse con el suculento negocio.
En 2009, China firmó un acuerdo
con EEUU, y ya ha comenzado a hacer
perforaciones con la promesa de
que sus reservas son el doble que las
estadounidenses, y la ventaja de que
apenas trascenderá la oposición. Las
concesiones se han hecho a empresas
nacionales, pero Chevron o BP
ya han iniciado conversaciones para
formar empresas conjuntas.
En Sudáfrica, la fractura hidráulica
iba a afectar a la cuenca de Karoo,
una zona agrícola caracterizada por
las sequías. El discurso opositor se
centró en denunciar las fuertes cantidades
de agua que exige el fracking. Las movilizaciones han logrado
una moratoria.
En Nueva Zelanda, según muestran
las investigaciones del medio digital
New Matilda, las empresas petroleras
–Metgasco, Santos y AGL–
invierten cifras millonarias en grupos
de presión conservadores que
tratan de asegurar que los diputados
liberales y nacionales apuesten por
el fracking, contrarrestando una opinión
pública reacia, y la moratoria
aprobada en el Estado de Nueva
Gales. La alianza Lock the Gate trabaja
en una campaña de información
y desobediencia civil para contrarrestar
estos movimientos.
LA GUERRA
MEDIÁTICA. Detenido
Josh Fox, autor
de ‘Gasland’
“La verdad de que el fracking
contamina el agua está ahí
fuera, y no se va a olvidar a
pesar de las muchas tácticas de
intimidación empleadas, desde
falsos datos científicos a detenciones
de periodistas”, señalaba
Josh Fox tras su detención
por intentar grabar en el
Congreso de EE UU una audiencia
del subcomité de Energía y
Medio Ambiente de la Cámara
de Representantes. En aquella
ocasión no se permitía la presencia
de periodistas porque se
estaba filmando e iba a estar
disponible en la web del
Congreso, hecho que
Reporteros sin Fronteras ha
valorado como absurdo: “Apartando
de manera tan grosera a
un testigo indeseable, el subcomité
no ha hecho sino alimentar
la sospecha de sus propios vínculos
con la industria minera,
en menosprecio de ciudadanos
facultados para pedir cuentas
en materia de salud pública”,
ha declarado esta organización.
Aunque el fallo judicial tras la
vista del 15 de febrero sea favorable
para Fox, éste seguirá en
la lista antiterrorista del
Departamento de Seguridad
Nacional, donde figura desde la
aparición de su documental
Gasland, del que ahora graba la
segunda parte, que ha servido
para difundir los efectos de esta
técnica en los cinco continentes.
En una entrevista concedida
a este periódico (ver DIAGONAL
160), Fox ya alertaba de
que ésta iba a ser una “lucha
sobre la percepción pública”.
Periódico Diagonal
Periódico Diagonal
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