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lunes, 7 de enero de 2013

Por nuestro futuro, ¡‘no’ al fracking!

La filial de una empresa estadounidense ha solicitado al Gobierno valenciano permisos de investigación de hidrocarburos que afectan a 41 municipios castellonenses. Esta empresa busca en Els Ports y el Maestrat gas que hay atrapado en los poros de las rocas y lo hará utilizando una técnica polémica, con creciente oposición internacional, llamada fractura hidráulica o fracking.
Esta técnica consiste en perforar verticalmente hasta la capa apropiada y una vez en ella perforar horizontalmente. Después, tras provocar explosiones, se inyecta a alta presión una enorme cantidad de agua mezclada con arena y decenas de miles de litros de productos químicos (muchos tóxicos y algunos cancerígenos). Con esto se consigue una fracturación masiva de las rocas y se libera el gas encerrado en sus poros. El subsuelo afectado queda destrozado y puede originar pequeños seísmos.
Una parte del agua tóxica inyectada se queda en el subsuelo y otra parte retorna a la superficie mezclada con los productos allí encontrados (puede haberlos incluso de diversa radioactividad).
Cada plataforma de perforación necesita millones de litros de agua que quedará envenenada. ¿No es mejor usar ese agua en agricultura y para consumo humano ¿Acaso ahora nos sobra agua para fracking?
El fracking tiene un gran impacto paisajístico: hay que construir entre una y tres plataformas de perforación por cada kilómetro cuadrado y los millones de litros tóxicos que retornan a la superficie hay que almacenarlos (suele hacerse en grandes balsas al aire libre).
Obviamente existe riesgo medioambiental ya que el agua tóxica, tanto la que se queda en el subsuelo como la que retorna, puede filtrarse a los acuíferos. Las empresas interesadas niegan este peligro con los argumentos de un buen aislamiento de las balsas (¿conocerán la catástrofe de Aznalcollar?) y de que las fracturas se hacen por debajo del nivel de los acuíferos. Sin embargo muchos estudios advierten de los peligros sobre la salud y el medio ambiente, como el del Parlamento Europeo, el del Tyndall Center (consorcio de nueve universidades británicas) o el de la Universidad de Duke (EE.UU). Todos apuntan que la extracción de gas mediante fracking “comporta un riesgo significativo de contaminación de agua subterránea y de superficie”.
En Castellón, según alertan expertos geólogos, la contaminación puede llegar al enorme acuífero del Maestrazgo que alimenta a decenas de poblaciones y desemboca en lugares tan turísticos como la costa de Vinarós, Benicarló, Torreblanca o Peñíscola. ¿Se pueden imaginar las dimensiones de la catástrofe si se produjera? ¿vale la pena correr ese riesgo? No, rotundamente no.
Ante estos antecedentes diversos países han prohibido el fracking o establecido moratorias. En España el gobierno Cántabro del PP ha revocado los permisos concedidos y tiene en trámite una iniciativa como la adoptada por unanimidad en las Cortes Aragonesas: prohibir el fracking en su territorio. Eso es lo que pedimos los socialistas valencianos y pedimos al PP su apoyo, como lo hizo en Aragón y Cantabria, y también para la moratoria presentada por Ximo Puig en el Congreso.
Por el momento, a pesar de la oposición al fracking de Ayuntamientos y colectivos castellonenses, el Gobierno valenciano se ha alineado con la empresa y no con la sociedad. Así, la consellera Bonig declaró que no podía oponerse a la investigación y que “otra cosa es cómo se lleve a cabo la extracción de ese gas”. La consellera omite que la investigación se hará como la explotación: con fracking.
Els Ports y el Maestrat viven de ganadería, agricultura, turismo y otras actividades dependientes de la conservación del medio natural. No podemos permitir que su territorio se llene de activos tóxicos y se ponga en peligro su futuro: fracking no, gracias.
Apostemos por energías renovables y no por fracking, porque cuanto más combustibles fósiles quememos, mayores serán los efectos del cambio climático ¡aunque el primo de Rajoy lo niegue! 
Publicado en el Periódico Mediterraneo

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