Mucha gente opina que la apuesta por el
petróleo no es la mejor de las opciones en el siglo XXI. Puede arrojar
dividendos por un tiempo, puede continuar seduciendo y embaucando quizá
unos cuantos lustros más, tal vez décadas. Sin duda importa y seguirá
importando. Pero la humanidad y los países más avanzados al frente,
superarán la era de las energías contaminantes en favor de modelos
alternativos que se abrirán inexorablemente paso más temprano que tarde.
No es una profecía, ni una utopía, ni siquiera un deseo. Se trata de
una urgencia global para salvar el planeta y la vida entera tal y como
la hemos conocido.
Esta no va a ser una reflexión de carácter ecologista en sentido
estricto ni un glosario de argumentos que la comunidad científica
acumula en defensa de planteamientos alternativos. El toque de alerta
resulta tan solvente como riguroso y perentorio. Por eso lo más cabal y
sensato es programar la transición de un modelo energético obsoleto,
nocivo y corrupto hacia otro más sostenible, transparente y saludable.
Digo corrupto porque, efectivamente, el negocio del petróleo no brilla
por su honradez precisamente. Por el petróleo se han hecho y se hacen
guerras, se hunden economías, arruinan sociedades y, no es leyenda
urbana, la condición humana se desquicia por motivos inconfesables. El
petróleo no es la solución. Como mucho es un condicionante de la
economía con el que debemos convivir hasta que su preponderancia alcance
niveles y dimensiones bien distintas.
Estas consideraciones vienen a colación de la propuesta lanzada en
nuestro territorio provincial. La pretensión formulada por distintas
multinacionales para extraer petróleo de nuestro subsuelo. Una
exploración previa que efectuarían con el polémico método de la fractura
hidráulica, el denominado fracking. Existen informes científicos en la
Unión Europea y base empírica suficiente como para sostener el perjuicio
incalculable que sufrirían los acuíferos y la propia calidad ambiental y
paisajística. Los socialistas de Castellón hemos dicho que no. Que no
cuenten con nuestra voluntad. No en nombre del progreso. No con el
señuelo de la creación de riqueza y empleo. Ese castillo de naipes se
cae antes de empezar. Esta es una sociedad madura y consciente del valor
de su territorio. Resulta triste que el PP no tenga un modelo de
provincia claro. Que no sepan hacia dónde pilotar el destino de una
tierra que no puede vivir más tiempo sin hoja de ruta para salir de la
crisis. Hace algunos meses abrazaron Eurovegas como maná redentor. Ahora
el fracking como método para buscar un nuevo truco bajo tierra… El
repertorio se agota y ya son muchos años gestionando la fantasía. Ha
fracasado por completo la promesa que lanzaron hace 17 años, su
propuesta de paraíso para Castellón. Recordemos. A saber: 16 campos de
golf con hoteles y grandes urbanizaciones, un macro parque temático
pagado por la Generalitat y un aeropuerto internacional para que
entraran y salieran millones de turistas. Sin comentarios.
Castellón necesita un nuevo relato. Creíble e ilusionante. Sincero y
viable. Un nuevo orden económico, industrial, turístico y ético. Un
orden que garantice la cohesión social y territorial de una provincia
que languidece más de la cuenta. Tenemos un gran potencial, grandes
activos y recursos humanos. Los socialistas planteamos un gran acuerdo
democrático entre todas las fuerzas políticas, sociales y económicas
para no perdernos en más ocurrencias ni acabar fracturados por fantasías
de oro negro.
Publicado en el Periódico Mediterraneo
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